28.11.12

MARTÍN DE ESCOBAR VILLARROEL, Cristóbal // MARTÍN, Catalina

Diego (var. Cristóbal) MARTÍN + Catalina DE ESCOBAR VILLARROEL
Cristóbal MARTÍN DE ESCOBAR VILLARROEL
[º Puerto de Santa María, Cádiz, Andalucía - † Santiago, Capitanía General de Chile: a.1563]
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7 [¿Puerto de Santa María, Cádiz?, Andalucía]
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[º ¿Andalucía? - † ¿Andalucía?]
Catalina MARTÍN
♂ MARTÍN + ♀ -
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Hijos entre Cristóbal MARTÍN DE ESCOBAR VILLARROEL y Catalina MARTÍN:
01_ Diego DE VILLARROEL.
02_ Alonso DE ESCOBAR VILLARROEL Y MARTÍN 7 con Beatriz BALCÁZAR.
03_ Juan DE ESCOBAR.
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BIOGRAFÍAS EN EDICIÓN
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Cristóbal MARTÍN DE ESCOBAR VILLARROEL Pasó a las Indias por los años de 1531 y en seguida al Perú, llevando a su costa varios deudos y gastando para ello su patrimonio. Al capitán Pedro de Candia le prestó una suma de pesos de oro para cierta expedición al interior de aquel país. Se encontraba Escobar en el Cuzco cuando llegaron allí Pedro de Monroy y Pedro de Miranda en busca de socorros, y como supiese que Vaca de Castro no quería o no podía auxiliarles, les hizo un préstamo de catorce mil quinientos pesos de oro, con los cuales se levantaron setenta hombres de a caballo, se compraron arcabuces, cotas y otros pertrechos de guerra: y con la dicha gente y un oficial de hacer pólvora, llevando en su compañía a Alonso de Escobar, su hijo, como maestre de campo de la dicha gente, vino a Chile en auxilio de Valdivia. A este respecto dice el mismo Valdivia en carta que escribía al Emperador, con fecha 4 de Septiembre de 1545: «Escobar siempre se ha en aquellas partes empleado en el real servicio de V. M.: este socorrió con cinco mil castellanos, con que se hicieron setenta de a caballo». En el despoblado, por ser ya viejo y el clima destemplado, le sobrevino una enfermedad de que perdió las narices, debiendo antes de llegar a Santiago sostener encuentros con los indios en el Huasco, en Coquimbo y la Ligua, en cuyo punto se vieron asaltados los españoles de noche. Valdivia, en nombre del Rey, le dio las gracias, nombrándole por vecino de la ciudad y encomendándole ciertos indios, de que parece no alcanzó a disfrutar.
Fue alcalde ordinario de Santiago en 1544.
Consta, asimismo, que Escobar en la rebelión de Gonzalo Pizarro asistió a Vaca de Castro, habiendo salido en la cabeza de un hachazo; y que después de padecer grandes trabajos en el cerco del Cuzco por los indios, se halló en la pacificación de los Charcas y Collao y en la fundación de la Plata.
He aquí las líneas que el P. Ovalle dedica a Escobar:
«Fue el socorro oportuno también de gente que llevó el capitán Cristóbal de Escobar Villarroel, que fue de suma importancia, y no veo memoria dél en ninguno de los historiadores que aquí he leído; pero en Chile está muy viva y no es para olvidarse jamás, no sólo por la ocasión en que entró cuando había tan extrema necesidad dél, sino por la circunstancia de haber este ilustre capitán conducido esta compañía (que a lo que me acuerdo fue sesenta hombres) a su costa, y echósela por tierra hasta Chile por los despoblados de Atacama o por la cordillera, que costaría gran suma de ducados, porque son más de quinientas leguas de camino. Esta acción sola bastaba para calificación de la nobleza de este caballero, pero cuando no fuera tan conocida la de su ilustre sangre en España, y así, conforme a ella, no contándose con tan singular servicio, como hizo en esto a su rey, le sirvió después con su persona y la de su hijo el capitán Alonso de Escobar y Villarroel, que había traído consigo de España y lo llevó en esta ocasión a este reino para continuar en él los servicios de sus antepasados y dar modelo a sus descendientes de la fineza con que había servido a Su Majestad, como lo han hecho, no cediendo en esto a los mejores y aventajándose a muchas otras familias en el número de los sujetos que ha dado la de estos caballeros, así para la guerra como para honrar la república en la paz.
«Haciendo reflexión de los que he conocido descendientes de este famoso caudillo y conquistador, hallo que entre hijos, nietos y bisnietos que he conocido llegan a ochenta y siete, fuera de otros que no me acuerdo o murieron niños, y cuando no fueran tantos, bastaban para honrar esta nobleza siete o ocho hijos que tuvo el general Luis de las Cuevas, nieto de este caballero, con los cuales (quitado uno o otro de menos edad) armados todos de punta en blanco, se presentó este caballero al real ejercito, en el cual sirvieron a Su Majestad muchos años a su costa, porque en aquel tiempo no tenían otra paga los vecinos encomenderos y sus hijos que la lealtad y gloria de servir a su Rey».
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